Bambú. Cultivo y usos | Permacultura en Galicia
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Bambú

El bambú, considerado el “acero vegetal”, es una de las plantas más interesantes y versátiles del mundo. Sus troncos flexibles, sólidos y duraderos pueden servirnos para numerosos usos en nuestro huerto, desde hacer la función de tutor para nuestros cultivos hasta convertirse en mangos improvisados para nuestros utensilios y herramientas.

Postes, travesaños, enrejados… con un poco de imaginación, sus usos son prácticamente ilimitados.

Se estima que existen más de 1300 especies de bambú en todo el mundo. En Asia, África, América y Oceanía es muy común encontrarlo creciendo de forma silvestre.

Puede adaptarse a una amplia variedad de climas, desde zonas tropicales a zonas templadas, donde hay especies que pueden soportar heladas y temperaturas de hasta -9ºC.

El bambú florece entre los 30 y los 120 años, por lo que su principal método de propagación es asexual, a través de sus rizomas.

Requiere suelos arenosos ó franco-arenosos, bien drenados y aireados, junto con un riego abundante, principalmente durante su etapa de crecimiento juvenil, que es la fase con mayor crecimiento vegetativo.

Es una de las plantas que más rápidamente crecen en el mundo. Existen especies de bambú en latinoamérica que pueden crecer hasta 15 cms. por día. Y la especie Phylostaques Edulis, nativa de Japón, puede crecer hasta 1,2 metros por día. Algunas de ellas son capaces de alcanzar hasta los 40 metros de altura.

Sus tallos son gruesos y cilíndricos, formados por secciones llamadas entrenudos, separadas por tabiques denominados nudos.

Bajo tierra, el bambú presenta raíces y rizomas, que en algunas variedades puede llegar a medir hasta ocho metros de longitud, de los cuales saldrán los rebrotes de las nuevas cañas.

Debido a su facilidad de extenderse por el terreno, es necesario que acotemos la zona de cultivo, empleando algún tipo de barrera subterránea para que no pueda extenderse hacia zonas indeseadas.

Sus tallos cilíndricos son de color verde intenso durante su etapa juvenil, que se tornará a un color amarillento-marronáceo más opaco en su etapa madura, es decir, tras 1 o 2 años. Es en ese momento cuando se realiza la cosecha de las varas.

Un factor adicional que hace del bambú una especie muy interesante es la fijación de CO2 atmosférico. En estudios realizados, una parcela de bambú produce mensualmente alrededor de 107 gramos de hojarasca por m2.

Estos datos arrojan que las plantaciones o cultivos de bambú tienen una alta capacidad de producción de biomasa y materia orgánica, que deriva en una captación de CO2 atmosférico y consecuente producción de oxígeno, contribuyendo significativamente a la disminución de gases de efecto invernadero.

Debido a su dureza, también se se puede utilizar como barrera antiviento, reduciendo considerablemente su fuerza e incidencia.

Además, sus raíces actúan protegiendo la erosión de los suelos y su estructura, siendo capaces de almacenar 30.000 litros de agua por hectárea al año, lo que permite mantener extensas zonas de suelo con buenas condiciones de humedad, incluso durante largos períodos de sequía, gracias a la permeabilidad del suelo.

Vemos que la materia prima que el bambú ofrece nos resultará muy útil como recurso para entutorados, construcción, artesanía…

Por ser un gran retenedor de la humedad del suelo, productor de biomasa, su valor ornamental y como barrera antiviento, no podemos olvidarnos de incluir al bambú en nuestro huerto ecológico o bosque de alimentos.

Música:
«Bomber (Sting)» by Riot
«The Road Home» by Joseph Beg (Epidemic Sound)

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